9/4/09

SEMANA SANTA Tiempo espiritual






Desde hace muchos años que vivo en este hermoso país y uno de los momentos que más díficil me es sobreponerme a la sensación de extrañeza que a veces me inunda completamente, son los festivos, los grandes puentes de descanso construidos sobre la carretera de la cotidiana rutina.
Estoy de acuerdo con la necesidad de descansar, de que el trabajo y el ritmo estresante no sea el eje primordial de la vida, sin embargo, en muchas ocasiones, tambien las vacaciones, los dias, festivos, se convierten en una rutina más insoportable, a veces son días en los que las personas quieren hacer algo diferente y se dan cuenta que tal vez no saben o no están preparados. Para ilustrar esta reflexión basta ver las campañas de la Dirección General de Tráfico para organizar los desplazamientos por carreteras, y a pesar de elo los atascos que se forman y los accidentes que suceden. Suelo decir, un poco simplistamente, que en los días de vacaciones, la gente va muy estresada, unos por aprovechar "a tope" esos días, y el resto con una frustración agria de no poder hacerlo. En esos dias no hay quien viva, no hay actividades sociales en que nos encontremos humanamente y verdaderamente disfrutemos de aquello para lo que sirve el tiempo, desde mi modesta opinión, para disfrutar de las relaciones personales, directas, para dedicarlo el tiempo a las personas con quienes nos gusta estar, para disfrutar de el amor de nuestros seres queridos de una manera práctica y directa, comunicandonos desde nuestro yo profundo.

Y hay que decir mas, es muy triste comprobar y nos cuesta aceptar que a veces hacer cosas juntos no es estar juntos ni compartir la vida.

Pero lo que más me apremia en estos días es, tal vez, la perdida o confusión del sentimiento religioso. Muchas de las practicas que hoy se ofrecen al turismo tenian un significado profundamente religioso para la gente, en muchos casos, queda todavía una reliugiosidad sincera en los protagonistas, pero mirándolo en profundidad, la distorsion que los medios y las campañas de marketin vacacional hacen que se convierten en algo casi patético para quienes quieren encontrar en la religiosidad un puente a la espiritualidad auténtica. Quiero decir, que me cuesta mucho comprender que puedo pararme ante una procesión, un majestuoso paso de semana santa y valorar el arte y la práctica tradicional, sin mover en mi nada humano que conecte con las realidad no materiales y espirituales, que me interpele sobre el sentido de mi forma de vivir y de estar en el mundo.
Y más aún, me sorprende y entristece que muchas personas se presten a que sus sentimientos religiosos que les llevan a dichas prácticas, sean objetivo de fomento de las autoridades para el esparcimiento turistico, tanto como lo son de las cámaras y flashes que los "admiran"; perdoneneme pero no lo entiendo.
Ciertamente como antopólogo he intentado observar y analizar "fenomenológicamente", pero como persona nunca podré relacionar una experiencia religiosa con la publicidad y el marketing por muy cultural que se denomine desde las altas esferas del poder civil o eclesial. Puede ser un tema cultural, fruto de mi formación y de mis valores, claro, pero creo que al margen ni mi persona particular, es un hecho que no puede aceptarse sin más.

Por eso, esta crítica va dirigida a buscar alternativas y a hacer una invitación, lo más precioso que tienes es tu tiempo, con el puedes construir una vida plena, encontrar dimensiones nuevas que te abriran nuevos e inimaginables horizontes, aprovecha que esta sociedad tiene estos espacios y multiplicalos para tu riqueza personal, la que no te será quitada y la que no se paga en plazos. Aprovecha el tiempo para encontrarte a ti misma, a ti mismo y empieza a recorrer caminos de humanidad.

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