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Cuando los caminantes se encuentran,
se sonrien, se dan la mano,
Cuando los caminantes se encuentran,
narran cómo es la tierra de donde partieron
y los obstáculos que les presentó el camino.
Cuando levantan los ojos
ven su propio reflejo en los ojos de otro caminante,
descubren sus sueños ya olvidados
y se abrazan a la ilusión de volver a soñar.
Cuando los caminantes se toman de las manos,
se las encuentran firmes, acogedoras, sostenedoras;
se aferran como a la vida,
y se comprometen a ayudarse a subir la montaña.
Cuando los caminantes se alegran,
evocan sus danzas ancestrales
recuperan su identidad
saben quienes son
de dónde han venido,
y claramente saben hacia dónde van.
Su cuerpo les acompaña y se hacen aire, tierra y mar.
Cuando los caminantes se despiden,
solo dicen hasta pronto,
porque se volverán a ujuntar,
será aquí o en otra parte,
en un rincón, un valle, una montaña;
sonreiran de nuevo y se abrazarán,
porque saben que ya nunca dejarán de ser caminantes.
Dedicado al grupo de ciudadnos de muchos países que comparten estos dos fines de semana en Alfafar, en busca de nuevos caminos en esta sociedad. Sois una riqueza.
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