28/6/09

GRACIAS POR LA MUSICA: LA PARADOJA DE MICHAEL JACKSON



"El Rey del Pop ha muerto" y miles de personas en todo el mundo lloran, verdaderamente se afligen, es conmovedor como la gente de tan diversos lugares, culturas e idiomas, comparten un sentimiento, desde el punto de vista humano, muy noble ya que a la tristeza por la pérdida de alguien valioso para la propia vida, se agrega el sentimiento de gratitud por los bienes recibidos.

Realmente quienes amamos la música podemos entender la influencia que puede tener en nuestra vida personal e interior, una música, una canción, una interpretación...
Quien no ha asistido a interpretaciones conmovedoras, que nos han hecho llorar de emoción...
Es aquello que constituye profundamente nuestras vivencias. Una música llega a nosotros y sintoniza con el momento que vivimos en el preciso momento que la escuchamos, se une a nuestros sentimientos más primordiales y se integra en nuestra memoria como algo objetivo (la música) y algo subjetivo (los sentimientos). Si la música tiene la forma de canción, la letra reforzará en nosotros la identificación.

Si la fuerza de la música está basada también en la voz del cantante o cantantes y su interpretación, la vivencia es un auténtica experiencia profunda que marca nuestra existencia en medio de la cotidianidad y la rutina de cada día.
Quien no ha tenido la sensación que aquella canción fue escrita precisamente para uno/una; quién alguna vez no se sintió interprete, a duó de una canción que reflejara como nada ni nadie, el sentido , el porque de su vida en ese momento.
Nuestra vivencia de la müsica nos es algo aleatorio, suele permanecer en los rincones más estimados y solventes de nuestra memoria.


Por eso la música nos permite contactar con nosotros mismos, con partes de nuestra vida, pero no cin cualquier parte sino, con partes vividas muy intensamente; y en algunos casos, vividos muy conscientemente. Podemos decir de alguna manera que así como muchas parejas tienen asociado al inicio de su amor una canción, toda vida tiene un tema principal, una melodía característica. Una banda sonora.

Dándo un paso más, si nuestra vivencia interna y profunda se ha podido expresar también a través del mundo corporal, si hemos danzado, bailado, expresado corporalmente; si todo nuestro cuerpo transformó en energía y movimiento nuestra vivencia profunda, entonces la música es para nosotros un estado de extásis, un momento de trascendencia en que nuestros más profundos sentimientos se hacen energía que sacude el universo, por lo menos el nuestro, que es el que verdaderamente nos importa.

Por eso no es de extrañar que para miles, millones de personas, en este mundo, a veces tan cruel y deshumanizado, encuentren en la música, los conciertos, el baile una experiencia conmovedora, un espacio donde sentirse vivos de verdad, donde protectar su mundo interior, donde fundirse con el universo en un encuentro conmovedor y liberador.

Luego, por consiguiente quien o quienes son capaces de provocar, o más bien de canalizar esta Conmoción Personal en medio d euna vida que nos despersonaliza, es sentido y consagrado como un demiurgo, o tal vez una divinidad, un ser capaz de comprendernos y de expresarnos, un ser que nos libera, que nos transporta, que nos saca de nuestras absurdas rutinas, de nuestra insignificante tragedia, para llevarnos al centro del cosmos y hacernos estallar de felicidad, de pasión, de sentirnos por fin vivos, vivos, vivos.

No se si he podido reflejar como funciona esta catarsis, que hoy se realiza en millones de personas, así como Obama se convirtio en el catalizador de la esperanza de los que quieren superar por fin el racismo y la xenofobia. La princesa Diana, quizás con una dimensión mucho menor, en la catalizadora de los sueños como cuentos de hadas que se hacen realidad, la chica pobre que llega a ser reina, y muchos otros demiurgos, que hacen de nuestra existencia algo que, algunas veces, algo que vale la pena.
No nos podemos negar, la mayoría de personas necesitamos esto cuando no somos capaces de encontrar nuestra propia identidad, nuestro auténtico lugar en el mundo. Descubrir que no necesitamos que nos hagan sentir el centro del cosmos, porque en verdad, aunque de una forma diferente, ya lo somos.

Me gustaría agradecer a Michael Jackson haber conseguido hacer sonreir a tanta gente, haber hecho danzar a tanta gente, haber hecho sentirse viva a tantas personas que tal vez no tengan otra oportunidad de sentirlo. Por haber acompañado tantas vidas como banda sonora en silencios solitarios. Gracias por la originalidad, por la creatividad. También por el perfeccionismo. No me puedo contar entre tus fans, pero reconozco que la sociedad moderna te ha necesitado, para bien o para mal, eres parte de esta historia, sin embargo me apena confirmarlo, a ti como persona, no te sirvió de mucho.

(continuará)

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